domingo, 27 de marzo de 2011

#20: La espera

“No sé, para qué volviste / si ya empezaba a olvidar”.
Los primeros acordes de la zamba suenan y el arpegio se desdobla, como quien se retuerce tras una inyección letal.


“La tarde se ha puesto triste / y yo prefiero callar”.
"Qué ganas que cruces por esa puerta" –me repito, una y otra vez, mientras alterno la vista entre esta hoja y ese pedazo de madera de casi tres metros de alto por uno y medio de ancho–.


“¿Para qué vamos a hablar / de cosas que ya no existen?”
El bombo marca el compás y cada golpe en el parche se clava como una puñalada en el alma. Una tras otra.
Una más profunda que la anterior.


“No sé para qué volviste / que mal me hace recordar”
La gente va y viene, pero es gente y no sos vos.
No sos vos la que aparece por esa puerta.
La vieja chillona arrastra los pies y, por oposición, recuerdo cómo flotabas.
Porque no caminabas. Te movías como aquélla bailarina que siempre fuiste.


“No sé si ya lo sabrás / mi vida se fue contigo”
Todas las sombras son tuyas.
Todos los movimientos se parecen a vos.
Pero no. No estás aquí.
Y todo parece indicar que nunca sucederá.


“Qué pena me da / saber que al final
de este amor / ya no queda nada”.